martes, 10 de febrero de 2009

Arroz con mango


Siguiendo con mi tiempo de reposo, me pasan tantas cosas por la mente, creo que estoy más sensible a todo lo que ocurre a mi alrededor, o quizás tengo más tiempo para reflexionar en cada una de esas cosas, –como si quisiese entender cuáles son las reglas que guían el juego, las señales que aparecen y orientan el camino o armar las piezas del rompecabezas que caen al suelo- . Esto de tener mi mente a “mil revoluciones por minutos” y mi cuerpo “a menos uno”, es una sensación un poco extraña , creo que empiezo a echar de menos que vayan en una misma velocidad, ojala y Dios quiera pronto vuelvan a estar en una misma sintonía.

Por lo pronto escribo feliz y encantada de poder compartir todo esto ustedes, pero les advierto que este post tiene toda la pinta de ser un poco “arroz con mango”.

Arroz con mango es una expresión que se usa en Venezuela cuando se quiere decir que “hay muchas cosas juntas, pero ninguna tiene nada que ver con la otra”, lo mismo para un grupo de personas que coinciden en una reunión y en teoría no tienen nada en común.
Ya prevenidos, empiezo más tranquila con mi post.


En esta última semana han pasado varias cosas, por diferentes lados, que me han movido un poco y me dejan pensando. Es increíble la cantidad de misterios que hay en la vida. Hace unos días leí un artículo de Tomás Alfaro, profesor de la UFV y una persona admirable por su inquietud intelectual, bondad humana y constancia al comunicar. Decía en su artículo “… tengo una buena colección de preguntas para hacerle a Dios el día que su misericordia haga que yo también, después de ser purificado, le vea cara a cara… Sin embargo sé, que cuando le vea cara a cara, no necesitaré preguntárselas porque en su Rostro veré todas las respuestas a mis preguntas y a muchas otras que no sé si formularle…”. Mientras leía, pude visualizar perfectamente ese momento,¡impresionante!, ojala y yo también pueda disfrutar de ese maravilloso encuentro –cuando llegue mi turno-.

Es inevitable que en nuestra condición humana no queramos comprender las cosas que nos pasan y las cosas que pasan a nuestro alrededor. Ahí también debe estar la magia de la fe, de confiar y confiar que hay un amor muy grande que lo justifica todo. Tenemos que agarrarnos con fuerza a ella!

Aprovecho para mandar un abrazo muy fuerte y mis palabras de cariño, apoyo y acompañamiento hacia mis amigos Legionarios de Cristo –con quienes trabajo desde hace varios años- y quienes están pasando por momentos duros y muy dolorosos. Uno de esos “reglones torcidos de Dios”. Estoy convencida que saldrán adelante, soy testigo de “la buena madera”, de la gente extraordinaria que tienen cerca y del buen instrumento que son para hacer el bien y acercar a la gente al amor de Dios. Lo he vivido en primera persona. ¡Qué Dios los bendiga!
Hay que “abrazar la vida”, con ganas, con fuerza, con recelo porque es “nuestra”, es el regalo más grande que Alguien nos puede hacer, es nuestro mayor milagro y lo tenemos en las manos. Tenemos la obligación de cuidarlo y cuidarlo bien.

Ayer recibí un mail de una querida amiga 'Di' –que está remontando poco a poco una situación muy difícil que le ha tocado vivir…- Es una campeona y lo conseguirá, no me cabe la menor duda de ello. Pero lo bonito fue escuchar ayer –en el mail-, como me decía que después de tanto tiempo se estaba sintiendo nuevamente muy feliz –le daba pena el tiempo perdido- pero estaba muy contenta porque al fin estaba cumpliendo día a día sus deberes que eran “sonreír y sonreír … maravillarse de las cosas pequeñas, ver los niños jugar en el parque… comer cosas ricas, respirar profundo… caminar despacio… querer… amar bonito … dar… y no acostarme sin tener claro en mi mente un motivo que me haga ser feliz”… Concluía dando gracias a Dios por todas las personas que tenía cerca, gracias a ellas “la carga se hacía más llevadera”.

Creo que estas líneas pueden servir para vernos reflejados ahí y sobretodo para asumir el compromiso de ser felices, hacernos un listado de tareas para cumplirlas diariamente y no acostarnos sin sentir que hoy ha sido mejor que ayer y seguro que menos que mañana.

Los animo a que me escriban -con toda paz, confianza y total libertad- porque seguro que muchos tenemos historias y mensajes maravillosos que compartir que les pueden hacer mucho bien a otros. Yo me comprometo a cuidar con el mayor cariño cada una de las palabras.

Y no pasa nada si hacemos un arroz con mango, bendito sea!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Querida Adriana, el tiempo de Dios es perfecto, es Él quien dirige los hilos de nuestra vida o como dice el padre Jose Luis, vamos montados en una bicicleta que es Él quien la dirige; el "Hágase tu voluntad" del Padre Nuestro. Dificil, siiiii,vaya quelo es;pero con Él las cosas se hacen mas llevaderas, con mas amor y paz. Un abrazo. Ana Elena

Adriana Yépez De Dominicis dijo...

Es verdad Ana Elena, "el tiempo de Dios es perfecto" y con la mayor humildad y confianza tenemos que dejarle el volante de nuestra bici para que sea Él quien lo guíe... Es vencernos a nosotros mismos, nuestras propias resistencia y confiar, confiar y cuando estemos cansados seguir confiando.
Gracias Ana Elena. Un abrazo enorme!