¡Tarde, pero seguro!

Empiezo entonando el mea culpa hacia mis buenos lectores por la desaparición de estos últimos días, que han sido un poco movidos en acontecimientos y no he encontrado los minutos para sentarme con paz a escribir. A medida que me acerco a lo que es la vida normal, me llegan los coletazos de las prisas que en Madrid es tan común y que yo debo evitar para seguir cuidando la recuperación de mi espalda. Lo bueno es que la evolución sigue en positivo, me mantengo en la fase de fortalecimiento y cada vez mejor. Aún no he empezado con el trabajo, pero ese paso está cada vez más cerca. Aunque el médico me ha recomendado prudencia, para que no abuse de la mejoría. Me insiste en que tenga paciencia y yo ya estoy por pedir un “doctorado en este tema”, pero como quiero ser obediente para no tener secuelas, no me queda más que hacerles caso.

Hablando de la paciencia y el tiempo de espera, ayer nos encontramos con una sorpresa muy grata: ¡tomates!, sí la pequeña huerta urbana que empezamos a cosechar hace algunos meses -como afición que descubrí en mi tiempo de reposo y que también compartí con ustedes en este blog- está dando sus frutos y me parece insólito… Sobre todo al pensar en lo diminutas que eran las semillas y después de haber perdido las otras cosechas de perejil, orégano y mandarinos. Solo nos quedaban los tomates cherry y después del verano la planta estaba muy débil, hicimos una última apuesta de cambiarla de recipiente a uno más grande, tierra nueva, cambio de lugar, más luz, sol y muchos cuidados… y ¡habemus tomates!. Un buen ejemplo para no renunciar a los sueños por muy pequeños o grandes que sean, no hay que perder la esperanza porque tarde o temprano una buena cosecha sembrada dará unos buenos frutos para alegría de todos.

Les dejo una foto de los mini-tomates:

Un abrazo muy fuerte, los quiero.

P.D. Lo que si parece que no vamos a tener es Villa-Olímpica para el 2016, acaban de dar los resultados y se lo han dado a Río de Janeiro… ¡Qué pena! Especialmente por el esfuerzo y la ilusión que había detrás de ese gran proyecto, los madrileños están un poco triste y también los que somos hijos adoptados de esta maravillosa ciudad… ¡Ánimo Madrid y a por el 2020!