viernes, 5 de junio de 2009

La gracia de los 70


Se abrió la puerta y entró una señora con mucha prisa a la sala de rehabilitación y en el pasillo se encontró con una amiga que saluda con mucho entusiasmo y le pregunta preocupada: “¿a qué estoy más gorda?”. La otra señora la mira de arriba abajo, hace un pequeño silencio y le responde con un gesto afirmativo: “pues ¡sí!, estás más gorda…”. Yo que estaba en el pasillo esperando mi turno no daba crédito a tanta sinceridad junta y sin un ápice de pudor. La cara de la pobre señora que se le ocurrió hacer la pregunta era un poema, quizás porque esperaba un “nooo, estás estupenda” – que le ayudara a verse con más cariño en el espejo.

Fue una mañana muy particular porque caí en cuenta que casi todas mis compañeras de la rehabilitación eran señoras mayores –rondando los 70 años- pero con una gracia muy especial, los males que tenían parecían estar en un segundo plano porque se les notaba alegres, dicharacheras, algunas muy coquetas y sin parar de hablar… Había momentos que me sentía en Club social, no me hubiera extrañado si en algún momento hubieran sacado las cartas y se hubieran puesto a jugar. Me parecía bien ese entusiasmo y me di cuenta que para muchas de ellas esas lesiones tenían un sentido en sus vidas, y más cuando ví a alguna despidiéndose con mucha pena por haber terminado sus sesiones de rehabilitación.

Pero lo mejor de esa mañana, fue cuando antes de irme me tocó pasar por la sala de magneto y ahí estaban dos señoras despidiéndose mientras una le decía a la otra “bueno, nos vemos mañana” y la otra le contesta “ay, no, mañana no puedo venir porque tengo comida con mis amigas” –y la señora 1 le responde “ten cuidado y no vayas a romper el régimen”, la señora 2 le dice: “no, no, el régimen no lo rompo porque pediré solo ensaladas, eso sí me comeré todo porque no me gusta dejar comida en el plato”, no contenta con la respuesta de su amiga la señora 1 argumenta: “pues, que no te vaya a pasar como a una amiga mía que fue al médico y le dijo que no sabía que le pasaba porque no perdía ni un kilo y lo único que comía era ensaladas… y el médico le respondió -pues mira cómo están los rinocerontes y solo comen lechuga!-“… Olé!!
Y se quedó tan contenta...

2 comentarios:

Unknown dijo...

Hola joven Adriana mi nombre Joskany Yamileth le escribo estas líneas de corazón anuq no la conozca para decirle que la admiro y respeto por su fuerza de voluntad antes las adversidades de la vida, yo tambien estoy aprendio aunq no es facil le agradezco mucho a su madre la Dra.Dominicis quien es mi jefa por su apoyo en mis malos momentos...la muerte de mi hermano y poco meses despues la de mi esposo Jimmy Lopez me hicieron tocar fondo gracias a ella me pude levantar. seguire luchando por un manana mejor viviendo sin olvidarlos, solo se que De Ida y Vuelta es el ticket de mi nacimiento. ¿Cuanto tiempo dure el recorrido? No lo se, espero que sea bien vivido, haré cuanto esta en mis manos para que mi paso por este mundo sea como mi padre lo quiso, por ello en sus manos esta decidir servir o no a Dios. Aunque tus designios no son entendidos por mi te amo y te respeto como mi padre omnipotente. Bendice mi camino, el de mi familia,la familia de mi esposo Lopez Parra, mis amistades, la Dra.Dominicis y la joven Adriana.

Adriana Yépez De Dominicis dijo...

Muchas gracias por tu comentario Joskany Yamilet, eres muy valiente y siento mucho la perdida de tus seres queridos, estoy segura que desde arriba te están acompañando llenos de orgullo por todo lo que has conseguido. No te desanimes y sigue adelante, que la vida es bonita (a pesar de las subidas y bajadas) y merece la pena vivirla con ganas y con fuerza, haciendo el bien y dando lo mejor de ti, que estoy segura que es mucho. Confía en ello. ¡Qué Dios te bendiga y te acompañe en cada paso!
Un abrazo fuerte,
Adriana