sábado, 27 de junio de 2009

Sentir latino


“Yo nací en una ribera de la Arauca Vibrador,
Soy hermano de la espuma
De las garzas de las rosas
Soy hermano de la espuma
De las garzas de la rosas
Y del sol y del sol.
…”


Así empieza la primera estrofa del “Alma Llanera”, una canción de Venezuela que identifica y une a todos venezolanos, música de Vicente Fernández. En Venezuela suele ser la canción que clausura todas las fiestas y ceremonias, es como un segundo himno… Hoy me di cuenta que cuando se escucha a distancia el efecto es mayor, la melodía tiene más fuerza y con el poder de mover todas las fibras del cuerpo, es un sentir especial, quizás difícil de comprender para toda la gente.

Aunque hoy al encontrarme con este video de Dudamel –gracias a mi hermano- me he dado cuenta que la música tiene un poder aún más especial, capaz de transcender cualquier obstáculo, diferencia social e ideologías políticas, la música cuando viene de la mano de grandes prodigios como Gustavo Dudamel –orgullo Venezolano- se cuela en el corazón de cualquiera, emocionando y alegrando a todo público como ocurrió en este concierto que estaba dando la “Orquesta Juvenil Simón Bolívar de Venezuela” en el BBC Proms de Londres.

Estas son las muestras que hay que rescatar, que nos reconcilian con la tierra, con el sentir latino y más ahora cuando miramos a Venezuela, un país con tantas riquezas y sin embargo terriblemente dividido, roto, herido y con mucha gente cansada de luchar. Pero hay cosas que no pasan, que no se mueven y van por dentro, es un sentir muy especial que engancha, entusiasma, cruza la barreras y une, nos une y estamos tan necesitados de unión para realmente recuperar fuerza y seguir adelante, la lección nos ha salido cara y no me cabe la menor duda que estamos todos aprendiendo mucho de ella. Ojala podamos rescatar y recuperar ese país alegre, cálido, valiente, hospitalario y vivo que ha sido siempre Venezuela.




jueves, 25 de junio de 2009

Los silencios de la Virgen


Acabo de recibir un mail del Padre Esteban Munilla, director de Radio María, con una frase: “una preciosidad la combinación de la canción con las imágenes” y un link para ver un video.
Lo he visto, me he emocionado y no he dudado en compartirlo.

¡Buen día!



miércoles, 24 de junio de 2009

Mi hermanito de la luna


Es un corto precioso, sensible, muy delicado donde una niña de 5 años cuenta con sus propias palabras como es su hermano autista. Ella sabe que es diferente al resto de los niños, pero su forma de expresarlo lo llena de ternura y lo convierte en un ser de luz muy especial.

El vídeo me lo mandó Miri hace tiempo y lo tenía pendiente para publicarlo porque es de esas cosas que merece la pena dar a conocer.

El cortometraje ganó el Gran Premio y el Premio del Público del Festival Handica-Apicil 2007. El director, Frédéric Philibert, es padre de un niño autista con ganas de expresar y dar a conocer de una forma sencilla en qué consiste la enfermedad, la hermana mayor que conoce muy bien a su hermanito pudo transmitir de manera espontánea “un mensaje claro, comprensible y poético. Las anécdotas están sacadas de su vida real…”.

Me produce especial admiración como a través de unos dibujos animados se logra transformar una realidad que puede ser dura y dolorosa en una visión cercana, conmovedora, positiva y tierna, donde hay lugar para el encuentro y la comprensión.

Esto es todavía más importante si tenemos en cuenta que los trastornos, las enfermedades y los sufrimientos mentales vienen con el añadido de ser poco comprendidos y producir cierto rechazo en el resto de las personas, que al no presenciar manifestaciones “físicas” evidentes pareciera que se les hace más difícil la comprensión y me atrevería afirmar que en ciertas ocasiones se preferiría una enfermedad física que es más fácil de generar la empatía en el otro que uno mental donde ni la misma persona logra entender lo que le está pasando. Suena extraño, pero es así. Todo esto produce un mayor sufrimiento en las personas con tales dolencias, quienes también son "seres de luz", merecedores de mucho amor.

Hay que ser como Noé que mira a su hermanito "que siempre mira al cielo" con ojos de amor y con solo 5 años es capaz de ir a la esencia, aceptar con cariño sus diferencias, sin que esto le haga rendirse para encontrar buenos momentos de juego, alegría y buen humor a su lado.



martes, 23 de junio de 2009

Sagrado Corazón de Jesús



El viernes pasado fue la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús y el fin de semana se celebró en Madrid la Renovación a la Consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús en la Basílica del Cerro de los Ángeles en Getafe, fue un acto multitudinario. Nosotros no pudimos ir por mi espalda, pero me hubiera encantado participar en la vigilia del sábado por la noche y en la Eucaristía del domingo. Lo vimos por televisión y era impresionante. Muy bonita la ceremonia.

Siempre he sentido una especial devoción por el Sagrado Corazón de Jesús, recuerdo que el Padre José Luis hace varios años me regaló una imagen muy bonita –con la inscripción de “Jesús confío en ti”- para que me acompañara siempre, la enmarqué y se ha venido conmigo a todos los sitios donde he vivido desde que salí de Venezuela. Y hay una oración muy especial a la que le tengo mucho cariño, me transmite paz y sobretodo me recuerda que hay que CONFIAR en Jesús, dejarnos realmente y poner todo en Sus manos a través de la oración, dejando que su amor actúe. El otro día Gonzalo la leyó en el programa de Radio María -lo hizo como los ángeles- y hoy la quiero compartir en el blog por si alguien le puede ayudar.
¿Por qué te confundes y te agitas ante los problemas de la vida?
Déjame el cuidado de todas tus cosas y todo te irá mejor.

Cuando te entregues a mí, todo se resolverá con tranquilidad según mis designios.
No te desesperes, no me dirijas una oración agitada, como si quisieras exigirme el
cumplimiento de tus deseos.
Cierra los ojos del alma y dime con calma: ¡Jesús, confío en tí!

Evita las preocupaciones angustiosas y los pensamientos sobre lo que puede suceder después.
No estropees mis planes queriendo imponerme tus ideas.
Déjame ser Dios y actuar con libertad. Entrégate confiadamente a mí.
Reposa en mí y deja en mis manos tu futuro. Dime frecuentemente: ¡Jesús, confío en tí!

Lo que más daño te hace es tu razonamiento y tus propias ideas y
querer resolver las cosas a tu manera. Cuando me dices ¡Jesús, confío en ti!,
no seas como el paciente que le dice al médico que lo cure, pero le sugiere el modo de hacerlo.
Déjate llevar por mis brazos divinos, no tengas miedo, yo te amo.
Si crees que las cosas empeoran o se complican a pesar de tu oración, sigue confiando,
cierra los ojos del alma y confía. Continúa diciéndome a toda hora: ¡Jesús, confío en tí!

Necesito las manos libres para poder obrar. No me ates con tus preocupaciones inútiles.
Satanás quiere eso: agitarte, angustiarte y quitarte la paz. Confía sólo en mí.
Reposa en mí. Entrégate a mí. Yo hago los milagros en la proporción de la entrega y
confianza que tienes en mí.

Así que no te preocupes, deposita en mí todas tus angustias y duerme tranquilo.
Dime siempre: ¡Jesús, confío en ti! Y verás grandes milagros.
Te lo prometo por mi amor.

lunes, 22 de junio de 2009

Vencer la pereza


Fue el título de la tertulia que hicimos el viernes pasado en el programa de “Caminar en la Esperanza” que tenemos en Radio María (una vez al mes)… En realidad creo que la intención era hacer un poco de catarsis con el grupo porque el tema de la pereza lo estoy viviendo en primera persona y me doy cuenta que cuesta. En mi caso está directamente relacionado con la nueva fase de mi rehabilitación que consiste en ir a la piscina 3 veces a la semana para hacer pequeños movimientos en el agua, caminar despacio y mover los brazos. Me inscribí el polideportivo más cercano a casa y cuando fui por primera vez me encontré que no hacía pie (no tocaba fondo) en ningún sitio, es una piscina de 50mts, que se ve muy grande y como todavía no puedo nadar-nadar, los socorristas me dieron un flotador de cintura que me ayudara a moverme en el agua sin hacer mayor esfuerzo… Claro, la cosa es que voy en cámara lenta, muy poquito a poco (siguiendo con mi entrenamiento en la “paciencia”), el agua no está todo lo caliente que me gustaría y eso también hace que me cueste más. Aunque lo más fuerte viene después y es que esos 20min en la piscina se traducen por la tarde en un efecto de agotamiento total, como si hubiera corrido un maratón y esto sumado al calor que está haciendo en Madrid pues hace que el resultado final sea una pesadez y sensación de pereza inaguantable. Pero ¡ya!, no puede ser, me he dado una semana de margen y para esta el objetivo es “vencerla”. Por otro lado, también es cierto que ya ha pasado mucho tiempo el sábado 27 cumplimos 6 meses del accidente y el sentir que la meta está más cerca –si Dios quiere- hace que por dentro este un poco más inquieta y con más ganas de retomar mi vida normal, aunque estoy segura que este tiempo de reposo se viene conmigo porque ha sido mucho lo aprendido, lo meditado, lo reflexionado y lo que todavía falta, pero con la visión del “vaso medio lleno”.

Para vencer la pereza en el programa de Radio María hablamos de lo importante que es forjar la voluntad como nuestro mejor aliado, el tener claro las cosas que queremos y querer con fuerza llegar a ellas. Sé que la piscina es un tramo que me llevará sin duda a estar mejor, por eso no me puedo permitir quedarme en la pereza aunque dentro de mi condición de humano es lo primero que salta cuando algo cuesta tanto, me sirve de apoyo y de motivación el querer estar bien. Estoy convencida que vencer la pereza da fuerza y sobretodo fuerza de espíritu.

¡Feliz tarde!

jueves, 11 de junio de 2009

Planet Earth


El otro día visité el blog de E. García-Maiquez y me maravilló su capacidad para formar con pocas palabras una frase que resultara tremendamente poética, sugerente y que además suscitara tantos comentarios de los lectores de su blog. Es la genialidad de los grandes escritores que admiro. A mi también gustaría, a veces, decir con pocas y precisas palabras una cantidad de ideas y sentimientos que quiero transmitir sin dar muchas vueltas en el intento, soy consciente que me queda mucho trabajo por delante para llegar al nivel de esos grandes de las letras.

Por ejemplo, hoy quiero hacer -después de esta introducción- un homenaje especial a la naturaleza, el planeta que nos rodea, la tierra y para ello aprovecho este video que acabo de ver (lo tenía en "pendientes") y me ha gustado mucho, por eso lo quiero compartir con ustedes, queridos lectores.

Es un pequeño abre-boca, quedé con ganas de más, pero creo que es suficiente para hacer conciencia del gran regalo que tenemos en nuestras manos y mirar hacia arriba para dar gracias por la fortuna de estar aquí y ahora. Impresiona ver la inmesidad de la tierra, tantos milagros juntos que hacen posible nuestra existencia y nosotros los únicos cuidadores de tanta grandeza.
Recomiendo ver el video en pantalla completa, tiene muy buena definición.



miércoles, 10 de junio de 2009

Estoy ahí


Sin saber qué decir, estoy ahí

Para cuando quieras hablar, estoy ahí

Para escuchar sin juzgar, estoy ahí

Para acompañar tu paso, estoy ahí

Para mirarte con cariño desde la distancia, estoy ahí

Para aliviar el peso de tu cruz, estoy ahí

Para rezar por ti y encomendarte siempre, estoy ahí

Para llorar y reír, estoy ahí

Para recordar la infancia y soñar con el futuro, estoy ahí

Para dar gracias por el presente, estoy ahí

Para animarte en la lucha, estoy ahí

Para cuidar tu ánimo, estoy ahí

Para buscar la paz en tu camino, estoy ahí

Para compartir momentos dulces y tristes, estoy ahí

Para aceptar como eres y ver lo mejor de ti, estoy ahí

Para respetar tu vida, estoy ahí

Para desear tu felicidad, estoy ahí

Para confiar en tus palabras, estoy ahí

Para cuando me necesites, estoy ahí

Hermano, porque te quiero, estoy siempre ahí.

viernes, 5 de junio de 2009

La gracia de los 70


Se abrió la puerta y entró una señora con mucha prisa a la sala de rehabilitación y en el pasillo se encontró con una amiga que saluda con mucho entusiasmo y le pregunta preocupada: “¿a qué estoy más gorda?”. La otra señora la mira de arriba abajo, hace un pequeño silencio y le responde con un gesto afirmativo: “pues ¡sí!, estás más gorda…”. Yo que estaba en el pasillo esperando mi turno no daba crédito a tanta sinceridad junta y sin un ápice de pudor. La cara de la pobre señora que se le ocurrió hacer la pregunta era un poema, quizás porque esperaba un “nooo, estás estupenda” – que le ayudara a verse con más cariño en el espejo.

Fue una mañana muy particular porque caí en cuenta que casi todas mis compañeras de la rehabilitación eran señoras mayores –rondando los 70 años- pero con una gracia muy especial, los males que tenían parecían estar en un segundo plano porque se les notaba alegres, dicharacheras, algunas muy coquetas y sin parar de hablar… Había momentos que me sentía en Club social, no me hubiera extrañado si en algún momento hubieran sacado las cartas y se hubieran puesto a jugar. Me parecía bien ese entusiasmo y me di cuenta que para muchas de ellas esas lesiones tenían un sentido en sus vidas, y más cuando ví a alguna despidiéndose con mucha pena por haber terminado sus sesiones de rehabilitación.

Pero lo mejor de esa mañana, fue cuando antes de irme me tocó pasar por la sala de magneto y ahí estaban dos señoras despidiéndose mientras una le decía a la otra “bueno, nos vemos mañana” y la otra le contesta “ay, no, mañana no puedo venir porque tengo comida con mis amigas” –y la señora 1 le responde “ten cuidado y no vayas a romper el régimen”, la señora 2 le dice: “no, no, el régimen no lo rompo porque pediré solo ensaladas, eso sí me comeré todo porque no me gusta dejar comida en el plato”, no contenta con la respuesta de su amiga la señora 1 argumenta: “pues, que no te vaya a pasar como a una amiga mía que fue al médico y le dijo que no sabía que le pasaba porque no perdía ni un kilo y lo único que comía era ensaladas… y el médico le respondió -pues mira cómo están los rinocerontes y solo comen lechuga!-“… Olé!!
Y se quedó tan contenta...

martes, 2 de junio de 2009

Una buena cuidadora


El domingo se fue mi mamá y me quedé con una mezcla de sensaciones. Por un lado, el sabor dulce que deja el sentir que fue un tiempo magnífico donde hemos aprovechado al milímetro hasta el último segundo –razón que justifica mi desaparición de Milagros (por lo que entono el mea culpa dirigido especialmente a esos lectores fieles a la cita y que se han encontrado con poca novedad últimamente). El otro sabor es un poco amargo, entiendo que consecuencia del anterior y producto del vacío que deja la buena compañía cuando se va.

Teníamos mucho tiempo sin compartir tanto tiempo juntas “madre - hija”, sin las prisas del día a día, el corre-corre del trabajo y todos los añadidos que incluimos en nuestras jornadas habituales que hacen que parezcan de 66 horas en vez de 24. Un privilegio que le debo a mi reposo, maestro de mi paciencia y doctor de mi esperanza. El hecho es que he tenido a la mejor cuidadora, “mano de santo”, vino con el objetivo de dejarme mejor de lo que estaba y lo ha conseguido con matrícula. Estoy mucho mejor, aguanto más tiempo, puedo dar paseos más largos, me siento más fuerte, con más movilidad y sobretodo con mucho ánimo por sentir que la meta está más cerca, ya casi puedo verla y creanme que es una maravilla después de este largo tiempo de reposo. Me atrevo a decir que uno de los tramos difíciles está superado, por lo menos el que se traducía en un dolor inaguantable, ahora las molestias son más llevaderas siempre que cuide los tiempos y no abuse de mi resistencia. Es una maravilla, notar la mejoría. Ahora lo importante es que también se cristalice en los resultados de la resonancia magnética que me tengo que hacer el 30 de junio, donde el Doctor espera ver que haya desparecido el edema óseo y si es así (que espero que así sea y pido oraciones por ello!) podré empezar a retomar poco a poco la vida normal, me tendré que meter de lleno a nadar (más que el propio Phelps..!) y fortalecer todos los músculos para recuperar la fuerza que he perdido, aunque ya estoy trabajando en ello con algunos ejercicios que me han mandado para hacer en casa.

La buena cuidadora también me puso unas inyecciones milagrosas de vitamina que unidas a los buenos ratos de cariño mezclado con los pequeños paseos por la tarde, el café y las galletas club social por la mañana, y las compras inagotables de plantas para llenarme el balcón de flores… hacen que hoy me sienta un poquito triste, pero más feliz que hace un mes y medio.
¡Gracias mamá!, ha sido un buen empujón.